


Liturgia de los Condenados es una obra teatral que se inscribe en la tradición de la tragedia ritual, donde la palabra no es mera representación sino cuerpo sagrado, latido, exorcismo. Concebida como una experiencia simbólica y sensorial, la pieza plantea un duelo existencial entre Azrion y Edranea, dos figuras arquetípicas cuyas voces entrelazadas configuran un espacio de tensión mística, erótica y filosófica. El texto original, despojado de convenciones dramáticas, se sostiene en una dramaturgia de la voz, donde la acción se reduce a la confrontación verbal de los protagonistas: un diálogo denso, oscuro y poético que subvierte la lógica del lenguaje común para sumergirse en una cadencia casi litúrgica.

La adaptación escénica, dividida en tres actos, ordena el flujo lírico del texto sin traicionar su esencia. Introduce pausas significativas, señala climas, y delimita con claridad los momentos de quiebre y ascenso dramático. Este reordenamiento resulta eficaz para un montaje o una lectura performativa, ya que permite al espectador seguir el descenso simbólico de los personajes sin perderse en la densidad del lenguaje. Sin embargo, esa estructuración también introduce una domesticación del caos originario: lo que en el texto original era torrente ininterrumpido, aquí se vuelve secuencia. Desde lo conceptual, la obra trabaja con elementos del gnosticismo, el erotismo místico y la idea de condena como forma de revelación. Azrion y Edranea no dialogan: se conjuran mutuamente, se invocan como opuestos complementarios en una ceremonia de aniquilación mutua. El amor y la muerte, el deseo y la podredumbre, el verbo y la carne, son las pulsiones que entretejen este drama sin tiempo ni lugar, que podría acontecer en un templo profanado, un purgatorio interior o una celda mental.
En términos teatrales, Liturgia de los Condenados exige un trabajo actoral extremo: no basta con decir los textos, hay que encarnarlos como si fueran alaridos. Su potencia no reside en el argumento sino en la temperatura simbólica de su lenguaje. El riesgo es alto: si se abusa del tono solemne o se pierde el ritmo ritual, la obra puede caer en el hermetismo o la parodia involuntaria. Pero cuando se encarna con rigor, se transforma en una experiencia de profundo impacto, tanto estético como emocional. En síntesis, se trata de una pieza arriesgada, potente y singular. Su fusión entre mística oscura, poesía trágica y minimalismo escénico la convierte en una propuesta de culto, más cercana a una ceremonia pagana que a una obra de teatro tradicional. No busca agradar ni entretener: busca marcar al espectador como una cicatriz.
Por Eleonora Moreau
Liturgia de los Condenados es una obra teatral dramática escrita y dirigida por Mariano Rodríguez. Aunque adopta la cadencia de un relato para facilitar su lectura, cada línea conserva la atmósfera que el autor diseñó para la puesta en escena. Rodríguez ha emprendido este proyecto con intención de explorar la dimensión más primigenia del deseo humano: su poder destructor y su deseo de trascendencia. La obra despliega dos voces antagónicas que, en su confrontación, se atraen y se devoran. El propósito de Liturgia de los Condenados no se limita a narrar una historia de pasión y ruina, sino a invitar al público a participar de un rito íntimo, confrontándose con sus propios límites y contradicciones. Mariano Rodríguez propone así un espacio de reflexión y catarsis. El texto, a la vez brutal y poético, actúa como un espejo que deforma, donde el lector-espectador podrá identificarse con la belleza o la violencia de la obra. A través de este trabajo, el autor aspira a que cada lectura o representación sirva como un acto de autoconocimiento y liberación.
Eleonora Moreau
realizó la narración de la adaptación de la obra Liturgia de los Condenados
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Eleonora Moreau (1958, Rosario, Argentina) es una directora de teatro con una sólida trayectoria en el ámbito independiente y formadora de varias generaciones de actores en la escena rosarina. Se graduó en el Instituto Provincial de Teatro y perfeccionó su formación académica en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, donde estudió Letras. Su enfoque escénico se caracteriza por una búsqueda constante de lo esencial: el silencio, la palabra justa y la presencia actoral como eje poético. A lo largo de más de tres décadas ha dirigido una variedad de textos que van desde adaptaciones de dramaturgos europeos hasta creaciones colectivas, siempre con una estética sobria y un compromiso ético con el trabajo escénico. Su labor ha sido reconocida en distintos festivales regionales y su influencia como docente ha dejado huella en el circuito teatral de la ciudad. El encuentro entre el autor y la dramaturga tuvo lugar en 2019, durante la presentación de El Hombre Inmoral en la ciudad de Rosario, en el marco de una puesta en escena que dio inicio a una colaboración artística significativa. Actualmente, Moreau reside en Rosario, donde continúa desarrollando proyectos de investigación teatral y formación actoral.
Todas las obras pertenecen a ©Mariano E. Rodríguez
Mariano E. Rodríguez Works | mariano.rodriguez@live.com
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